¡Bienvenidos a mi blog! Soy Daniela, una estudiante de psicología aficionada a la escritura y dedicada al mundo del ghostwriting. Este es un lugar donde encontrarás mis más elocuentes ideas plasmadas en cortos poemas. Así que ponte cómoda/o y siéntete libre de ojearlo un rato.

Wednesday, November 16, 2016

EL DÍA EN EL QUE EL TIEMPO SE PARO

 Y recuerdo aquel momento en que cruce la habitación y unos ojos claros se tornaron a mí alrededor...  Lo recuerdo, lo recuerdo como si fuera ayer... Recuerdo nunca haber visto unos ojos tan brillantes como aquellos, de esa clase de ojos que voltean tu vida sin pensarlo ni un instante... Lo recuerdo, lo recuerdo como si fuera ayer, ya habíamos charlado antes, pero no conocía el rostro de aquél sujeto, que siempre me hablaba por la tardes, para contarme de su vida y un poco de ambigüedades, producto de un mundo parlante...

    Lo recuerdo, recuerdo como todo tornaba en cámara lenta y yo sólo me acercaba con cierta pena inquieta, para pronunciarle mi nombre a ese extraño sin frontera, con la finalidad de presentarme de manera más correcta. Él sólo me miro y sonrío, mientras me dijo al oído una frase un poco cliché pero asertiva a la vez:

- "Te ves más bonita en persona". 

      Yo sólo sonroje, no sabía que responder, así que sólo me exalte mientras lo miraba con una sonrisa tímida y peculiar a la vez. En ese tiempo era más niña, más insegura y menos valiente, y definitivamente no tan atrevida y tan paciente. La mujer que soy ahora probablemente le hubiera invitado un café o tal vez sólo comentaría alguna frase coqueta y seductora a la vez. Pero en ese tiempo era una niña, bastante miedosa, llena de sustos por doquier, así que sólo lo mire sonrojada por encima de su cara.

     De repente la escena se corta, y retoma su tiempo habitual, al salir mi primo con un fondo quisquillo al andar, mientras decide preguntar ¿Nos vamos ya? Él responde sí y yo sólo lo veo partir, perfumado y elegante para otra mujer, una dama que lo esperaba en aquel bar. Yo me quede callada, sólo me despedí sin mitigar nada. No esperaba un segundo encuentro. Ni si quiera que sus ojos cambiaran de opinión y tornaran hacia mí por un momento. 

     Pero no hizo falta, el regreso, no ese día, pero si otros días después...Para su sorpresa y mi sorpresa, un poco tarde lo he de admitir, pero igual aún así decidí no cerrar la puerta, para así dejarlo pasar a dar una vuelta. 

     El resto es historia, como muchos sabrán y aunque ya es una historia muerta, que nunca volverá, siempre me quedará la esencia de esa noche tan particular, donde sólo por un momento el tiempo se paro, para unir por un instante a dos extraños sin dolor.

Thursday, October 13, 2016

EL PASILLO SIN SENTIDO


Las hojas caen, mientras el viento sopla, y tú te desplazas sin dolor y sin sombra.  Me respondes con palabras hirientes sin demora. Mientras me gritas una vez más lo mucho que te destroza.

Tu cara de irritación es indudable, al igual que tus rimas y falta de aire. Quejándote una vez más de mi ambivalencia y mis sin pares. Sin ver si quiera los descuidos de tus aires.

Yo me enojo y alzo la voz, mientras tú me ignoras, me ignoras sin razón. Alegando lo ladilla y obstinante que soy, mientras caminas lejos de mi andar y mi sol.

Y yo sólo pienso que no tiene sentido, el esperar tanto tiempo por un suspiro…

Y yo sólo pienso que no tiene sentido, esperar tanto tiempo por la resolución de una mirada en el pasillo.

¿Para qué vuelves al pasillo de hace 6 años? Si cuando me acerco huyes sin retorno y sin trance.

¿Para qué vuelves al pasillo de hace 6 años? Si cuando finalmente me tienes ya no me quieres ni un instante.

Tal vez el caos y el desorden es mío, como la suciedad del abismo sin sentido.

Tal vez lo complicado es mío, como los rodeos del mundo sin lugar y sin destino.

Tal vez todo este desorden es mío, al igual que la culpable de muchos momentos de ira sin descuido.

Pero eso no justifica, la crueldad de tus palabras, que me hieren como espinas que inundan lo poco que me queda de calma.

Como no quita el hecho de que te quiero como una tonta sin sentido, que cree en ti de una manera ilusa y sin martirio.

¡Basta! ¡La vida no puede basarse en un simple ir y volver sin medida!

¡Basta! No puedes entrar cada vez que la vida te destroza mientras pronuncias un lo siento por cada paso hacia el pasillo.

Márchate a cualquier sitio, o quédate en tu ciudad de enorme tráfico con destino.

Corre hacia donde quieras correr, y huye hacia donde quieras huir, que yo me marcharé tras las danza del tango sin descuido, hacia un nuevo horizonte lejos del pasillo sin sentido.



Daniela Mora.

LA REAPARICIÓN



Y ahí estabas tú de nuevo entre mis cielos y mis miedos, mostrándome lo que soy, lo que fui, lo que alguna vez fuimos de nuevo.

Luego de un tiempo de haber huido de mis más altos deseos y haberte desaparecido de mi carga de anhelo. Regresas de nuevo en una carga afectiva del sueño, recordándome que sigues ahí, dentro de mi cuerpo.

¡Desaparece! ¡Ya tu momento pasó! Y déjame escapar de tu esencia.

¡Desaparécete ya! Y déjame ir tras la ruina del subsuelo.

¿Acaso no lo ves? Esto nuestro, nunca fue nuestro, tu esencia nunca fue mía, al igual que tus ojos claros y tu tierno cabello, los cuales escapan de mis manos, desde aquella tarde, donde huiste sin pensarlo primero.

 ¿Acaso no lo ves? Ahora perteneces a otra, a una figura de otro subsuelo, una dama más cálida y definitivamente más tierna que el cielo.


¡Huye! ¡Corre! ¡Vuela! Y desaparece de mi mente, déjame ser comida por la oscuridad de mi deseo, en un suspiro donde ya no se halle tu nombre ni tu deseo.

Daniela Mora.

Friday, August 26, 2016

SÓLO ESE DÍA

El día en que la melodía vuelva a tener sentido.

El día en que las letras salgan solas sin forcejeo ni descuido.

El día en que el sexo no sea suficiente para colmar mi alegría y mis descuidos.

El día en que mi cuerpo dance sólo hacia un sólo cuerpo y el día que la idea del único no aterre ni un momento.

Sólo ese día, ese único día, sé que algo habrá cambiado de nuevo...

Cuando mi corazón se vuelva a colocar cálido y tierno y cuando el sólo ir de su mano sea mi único anhelo.

Sólo ese día, ese único día, será mi día...

Cuando sus brazos adornen mi cuerpo y su mano se conviertan en mi tierno castillo de invierno.

Sólo ese día, sólo ese único día, sé que habrá llegado mi día....

Cuando la música resuene y yo no pueda parar de cantar, cuando la gracia invada mi cuerpo y aquellas canciones de amor resuenen sin cesar.

Sólo ese día, ese único día, será mi día.

Cuando sólo una mano sea suficiente para llegar a casa, a un hogar sin revuelta y sin desgracia.

Sólo ese día, ese único día, sé que me habré enamorado de nuevo.

Sólo ese día, no otro día, mi suspiro será eterno...

Daniela Mora.

UN DÍA MÁS EN VENEZUELA

Así que toque la puerta, llegue a mi casa y tire mi bolso encima del sofá, mientras mi madre gritaba una vez más: “Busca otro lugar”.

Seguí caminando, mientras entraba a una pintoresca cocina. En ese instante decido abrir la nevera, para así buscar los ingredientes para mi famosa receta; un pie, que a más de uno ha de causar suspiros sin fronteras. De repente miro a mi alrededor y no estaba, no estaban los huevos ¡¿Dónde coño están los huevos?! Me traté de calmar y me dije a mí misma, bueno los busco luego.

Continúe mi recorrido y decidí buscar la leche y de repente ¡puf! tampoco estaba, me enoje y pensé: ¿Cómo era posible que me permitieran hacer un pie sin ningún tipo de alimento a dónde buscar?, Si lo único que había traído de la residencia era un par de mantequillas, y mis manos frías y tosca para hacer un par de tortillas.

No había nada, ni si quiera los limones que siempre coloreaban el paisaje de mi dulce hogar. Me enfurecí, entre a la sala y le reclamé a ella, a la única mujer que me ama de forma más honesta. Ella frunce el ceño y me contesta. “Tu debías saber que aquí no había nada”. Me enfurezco aún más, aún cuando en el fondo sé que la ira no es con ella, así que decido contestarle palabras erróneas y fuera de lugar sin pesar y sin pena. Ella sólo frunce el ceño y yo me retiro sin igual.

¡Que injusto es no estar en un país normal!, donde si falta algo por equivocación, cualquiera puede salir a la esquina sin juzgar.

¡Que injusto es no estar en un país normal!, donde las casas están llenas de alimentos básicos por doquier y sin apaciguar.

Esto era una miseria y yo sólo podía alegar una vez más, que este no es mi lugar, y yo no pertenezco a este país de cosas sin habituar. Un país sin reglas donde el talento era sosegado o simplemente volaba hacia otros senderos, como vía de escape para este fracasado infierno.

Este país se había vuelto frío como el hielo, pero no la clase de frío que yo disfrutaba en mis veladas sin dueño, sino la clase de frío que detestaba, un frío que no te llevaba a ningún placer y que cada día se exhortaba de más huecos por doquier. Huecos enormes mientras aparecía un señor con bigote recordándote que tu mundo aún no estaba lo suficientemente maldecido.

Lo único que más lamentaba era saber que ella se quedaría aquí junto a él, y yo no podría salvarlos de la oscuridad que se avecinaba por doquier. Yo sólo zarparía sin retorno, mientras ellos me mirarían una vez más con sollozo...

Daniela Mora.

Sunday, August 21, 2016

ADIÓS A LA CHICA DEL CABELLO RIZADO

Y por ahí te vas, con tus rulos al aire sin más nada que hablar. Te pierdes de la vida. Mientras la vista se desplaza hacia otros aires de calor y dulzura.

Te vas sin mitigar nada, con odio en tu cara y reproche en tu mirada. Sin más nada que hablar, diciéndome palabras sólo por cortesía para no quedar mal. Pero en el fondo suspirando lo mal que me va ir ya.

Yo querido amor sólo te deseo lo mejor. Huye con tu tormenta hacia otro eslabón, mientras yo me consumo de la danza del vuelo sin cesar, hundida en la búsqueda del aire sin mitigar.

Huye querida dulzura, venenosa pero irradiante. Que a más de uno ha causado suspiro sin delante. Huye tras la luz y busca tu camino. Que yo me quedaré aquí apoyándote sin júbilo.

Toca la puerta si la necesitas tocar, no temas que no te voy atacar. Te recibiré con la misma calidez, que tu recibiste a la niña temerosa del ayer.

¡Toca y corre!, ¡baila y salta!, ¡ama y odia!, vive sin desenfreno. Que yo me quedaré aquí hundida en el subsuelo.

La niña del vestido rojo ya no está, ya se fue. Sólo queda la esencia de una mujer con falta, que baila en las penumbras de la danza sin samba.

Así que deseame el mal y deséame el bien. Deséame todo lo que te provoque por doquier. 

No te preocupes, no pienses en mí, que yo estaré bien. Concéntrate en ti y deja a esos rulos salir. No dejes que el viento los opaque, ni el pasado, ni el futuro, mejor déjalo ir.

Corre, ama, salta donde quieras. Que por donde quiera que estés, yo estaré bien.

Daniela Mora.


EL SUSURRO DEL MIEDO

Todos me piden que hable, que hable y resuene sus nombres.

Todos me piden que cante, que cante y que baile sin nombre.

Todos exigen, todos imploran, pero nadie ve, pero nadie retoma.

Llevándome de un lado a otro, mientras yo me pierdo en la oscuridad de mi propio abismo, escuchando al viento susurrar de nuevo mi nombre.

Pérdida entre tantos nombres, mientras la melodía avanza y las voces se apartan. Lo único que escucho es al viento implorar mi nombre, mientras los fantasmas resuenan una vez más ante la oscuridad y sus retoques.

La temperatura aumenta junto al ritmo de mi corazón, que lo único que implora es una luz a la cual correr sin razón.

Los fantasmas aumentan y rodean el sendero, mientras los otros siguen gritando mi nombre y yo tiemblo.

Ellos exigen, exigen de nuevo y yo sólo huyo, huyo de nuevo, perdiéndome de mi deseo, que más que dulzura me causa desespero, mientras las voces resuenan, resuenan de nuevo, implorando mi nombre y la caída de mi ego…

Daniela Mora.