Y ahí estabas tú de nuevo entre mis cielos
y mis miedos, mostrándome lo que soy, lo que fui, lo que alguna vez fuimos de
nuevo.
Luego de un tiempo de haber huido de mis
más altos deseos y haberte desaparecido de mi carga de anhelo. Regresas de
nuevo en una carga afectiva del sueño, recordándome que sigues ahí, dentro de
mi cuerpo.
¡Desaparece! ¡Ya tu momento pasó! Y déjame
escapar de tu esencia.
¡Desaparécete ya! Y déjame ir tras la ruina
del subsuelo.
¿Acaso no lo ves? Esto nuestro, nunca fue
nuestro, tu esencia nunca fue mía, al igual que tus ojos claros y tu tierno
cabello, los cuales escapan de mis manos, desde aquella tarde, donde huiste sin
pensarlo primero.
¿Acaso no lo ves? Ahora perteneces a otra, a
una figura de otro subsuelo, una dama más cálida y definitivamente más tierna
que el cielo.
¡Huye! ¡Corre! ¡Vuela! Y desaparece de mi
mente, déjame ser comida por la oscuridad de mi deseo, en un suspiro donde ya
no se halle tu nombre ni tu deseo.
Daniela Mora.
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