¡Bienvenidos a mi blog! Soy Daniela, una estudiante de psicología aficionada a la escritura y dedicada al mundo del ghostwriting. Este es un lugar donde encontrarás mis más elocuentes ideas plasmadas en cortos poemas. Así que ponte cómoda/o y siéntete libre de ojearlo un rato.

Friday, August 26, 2016

UN DÍA MÁS EN VENEZUELA

Así que toque la puerta, llegue a mi casa y tire mi bolso encima del sofá, mientras mi madre gritaba una vez más: “Busca otro lugar”.

Seguí caminando, mientras entraba a una pintoresca cocina. En ese instante decido abrir la nevera, para así buscar los ingredientes para mi famosa receta; un pie, que a más de uno ha de causar suspiros sin fronteras. De repente miro a mi alrededor y no estaba, no estaban los huevos ¡¿Dónde coño están los huevos?! Me traté de calmar y me dije a mí misma, bueno los busco luego.

Continúe mi recorrido y decidí buscar la leche y de repente ¡puf! tampoco estaba, me enoje y pensé: ¿Cómo era posible que me permitieran hacer un pie sin ningún tipo de alimento a dónde buscar?, Si lo único que había traído de la residencia era un par de mantequillas, y mis manos frías y tosca para hacer un par de tortillas.

No había nada, ni si quiera los limones que siempre coloreaban el paisaje de mi dulce hogar. Me enfurecí, entre a la sala y le reclamé a ella, a la única mujer que me ama de forma más honesta. Ella frunce el ceño y me contesta. “Tu debías saber que aquí no había nada”. Me enfurezco aún más, aún cuando en el fondo sé que la ira no es con ella, así que decido contestarle palabras erróneas y fuera de lugar sin pesar y sin pena. Ella sólo frunce el ceño y yo me retiro sin igual.

¡Que injusto es no estar en un país normal!, donde si falta algo por equivocación, cualquiera puede salir a la esquina sin juzgar.

¡Que injusto es no estar en un país normal!, donde las casas están llenas de alimentos básicos por doquier y sin apaciguar.

Esto era una miseria y yo sólo podía alegar una vez más, que este no es mi lugar, y yo no pertenezco a este país de cosas sin habituar. Un país sin reglas donde el talento era sosegado o simplemente volaba hacia otros senderos, como vía de escape para este fracasado infierno.

Este país se había vuelto frío como el hielo, pero no la clase de frío que yo disfrutaba en mis veladas sin dueño, sino la clase de frío que detestaba, un frío que no te llevaba a ningún placer y que cada día se exhortaba de más huecos por doquier. Huecos enormes mientras aparecía un señor con bigote recordándote que tu mundo aún no estaba lo suficientemente maldecido.

Lo único que más lamentaba era saber que ella se quedaría aquí junto a él, y yo no podría salvarlos de la oscuridad que se avecinaba por doquier. Yo sólo zarparía sin retorno, mientras ellos me mirarían una vez más con sollozo...

Daniela Mora.

2 comments:

  1. Me hiciste llorar con ese relato. Eres terrible, al acecho de todas las realidades que circundan mi patria.
    Gracias Daniela.

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