Las hojas caen, mientras el viento sopla, y tú te desplazas
sin dolor y sin sombra. Me respondes con
palabras hirientes sin demora. Mientras me gritas una vez más lo mucho que te
destroza.
Tu cara de irritación es indudable, al igual que tus rimas y
falta de aire. Quejándote una vez más de mi ambivalencia y mis sin pares. Sin
ver si quiera los descuidos de tus aires.
Yo me enojo y alzo la voz, mientras tú me ignoras, me ignoras
sin razón. Alegando lo ladilla y obstinante que soy, mientras caminas lejos de
mi andar y mi sol.
Y yo sólo pienso que no tiene sentido, el esperar tanto
tiempo por un suspiro…
Y yo sólo pienso que no tiene sentido, esperar tanto tiempo
por la resolución de una mirada en el pasillo.
¿Para qué vuelves al pasillo de hace 6 años? Si cuando me
acerco huyes sin retorno y sin trance.
¿Para qué vuelves al pasillo de hace 6 años? Si cuando
finalmente me tienes ya no me quieres ni un instante.
Tal vez el caos y el desorden es mío, como la suciedad del abismo sin sentido.
Tal vez lo complicado es mío, como los rodeos del mundo sin
lugar y sin destino.
Tal vez todo este desorden es mío, al igual que la culpable
de muchos momentos de ira sin descuido.
Pero eso no justifica, la crueldad de tus palabras, que me
hieren como espinas que inundan lo poco que me queda de calma.
Como no quita el hecho de que te quiero como una tonta sin
sentido, que cree en ti de una manera ilusa y sin martirio.
¡Basta! ¡La vida no puede basarse en un simple ir y volver
sin medida!
¡Basta! No puedes entrar cada vez que la vida te destroza
mientras pronuncias un lo siento por cada paso hacia el pasillo.
Márchate a cualquier sitio, o quédate en tu ciudad de enorme
tráfico con destino.
Corre hacia donde quieras correr, y huye hacia donde quieras
huir, que yo me marcharé tras las danza del tango sin descuido, hacia un nuevo
horizonte lejos del pasillo sin sentido.
Daniela
Mora.